Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María
LA SABIDURÍA DE LA CRUZ
Y DOS MUJERES CLAVES DEL PONTIFICADO DE JUAN PABLO II
Y DOS MUJERES CLAVES DEL PONTIFICADO DE JUAN PABLO II
El
cardenal Ratzinger sobre el Papa, el 5 de noviembre, de 1998 en la
celebración por el 50 aniversario del doctorado de Karol Wojtyla.
«Como
todo discípulo de Jesús, el Papa ha experimentado muy de cerca el
sufrimiento, pero este discípulo, a través de su sufrimiento, parece
haber aprendido mejor que otros el lenguaje de un dolor que salva».
«Dos
mujeres que han pertenecido a la Orden del Carmelo pueden ayudarnos a
comprender la dimensión sapiencial sobre la que se apoya toda la
reflexión teológica de este pontificado... una santa a la que él declaró
doctora y de una doctora a la que él declaró santa».
«La primera, santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz,
es una muchacha que hizo transparente la santidad a través de la
sencillez de su joven ardor y, gracias a Juan Pablo II, se ha revelado
tan sabia que ha sido proclamada doctora de la Iglesia. La segunda, santa Teresa Benedicta de la Cruz --más conocida como Edith Stein,
n.d.r.--, es una joven filósofa que aprendió a través del conocimiento
de la cruz hasta el martirio, aceptado conscientemente, esa sabiduría
misteriosa que lleva a la santidad.
Una
es patrona de las misiones, signo de la apertura universal de la
salvación; la otra es una judía convertida al catolicismo, signo de esa
reunión entre el padre y los hijos. En la vida de las dos, nos
encontramos con la santidad que se hace sabiduría y con la sabiduría que
se hace santidad, en un único designio de amor y salvación para los
hombres en la inseparable unidad entre vida y pensamiento. Las dos
experimentan esa sabiduría que es revelada tan sólo a aquellos que han
encontrado en la cruz la clave de toda su existencia».
«en
este sublime entrelazarse de la sabiduría del corazón y de la cruz,
podemos encontrar el origen auténtico del anhelo que inspira a Juan
Pablo II». Este hombre, «a través del sufrimiento vivido en su
misma carne, ha revalorizado la sabiduría de la cruz. Hoy por hoy es
imposible pensar en él sin encontrarse frente a su rostro, en el que se
encuentran inscritas, de manera indeleble, las huellas del sufrimiento,
un dolor que ofrece a la Iglesia por el tercer milenio».
El cardenal Ratzinger reveló que el Papa le dijo en una ocasión: «es necesario introducir a la Iglesia a través del sufrimiento de Dios».
El cardenal consideró que «Precisamente esta es la sabiduría que hacía
falta en un mundo en el que el dolor es vivido como una vergüenza».
Citando a un autor ruso, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó que «la idea de un Dios-hombre que sufre es la única teología posible, la única justificación convincente».
«Quizás era necesario precisamente este dolor para que el corazón del
hombre recuperara la sabiduría, esa sabiduría que mana del misterio de
Dios siempre presente en la historia y, sin embargo, cada vez menos
conocido por el corazón del hombre».
Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
16 DE OCTUBRE DEL 2013
LA SANTÍSIMA VIRGEN PIDE:
UNIÓN DE CORAZONES A LA SANTA CRUZ GLORIOSA DE SU HIJO
PARA ESTOS MOMENTOS DE TRIBULACIÓN
Amadísimos hijos de Mi Corazón Inmaculado:
MIS MANOS SE MANTIENEN EXTENDIDAS ANTE USTEDES PARA DARLES SOPORTE
Y PARA QUE NO PIERDAN LA FE ANTE LOS EMBATES COTIDIANOS.
NO DUDEN EN SOLICITAR MI PROTECCIÓN MATERNA, MI BENDICIÓN MATERNA.
USTEDES SON LOS FIELES DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE ESCUCHAN CON ATENCIÓN MIS CLAMORES Y RESPONDEN A ELLOS CON PRONTITUD.
Amados
Míos, Pueblo de Mi Hijo, en este instante el comunismo ha dejado de ser
una sombra y se ha convertido en un dragón que pronto lanzará su fuego
sobre la humanidad causando grandes estragos. No pasen desapercibido
cómo se extiende ese dragón, tanto, que invadirá Naciones y sujetará los
Pueblos a él. (1)
Amados Míos:
La
obediencia de Mis hijos es la bandera de la Verdad, la obediencia a Mis
Clamores y a Mis Llamados es la respuesta de los fieles hacia la
Voluntad de Mi Hijo.
La
desobediencia alimenta el mal en todas sus facetas, la desobediencia ha
sido la caída del hombre mientras que la obediencia le ha elevado en el
espíritu.
Amado Pueblo de Mi Hijo:
HE VENIDO Y VENDRÉ A SOLICITARLES REPARACIÓN.
USTEDES, MIS AMADOS Y FIELES HIJOS, REPAREN LA DESOBEDIENCIA HACIA MIS CLAMORES.
Hijos
de Mi Corazón Inmaculado, fieles a Mi Hijo: detrás, sumidos en las
tinieblas, los gobiernos pactan para favorecerse mutuamente. Estas
alianzas sumergen a esta generación en el dolor y en la tribulación como
nunca antes lo han experimentado; la crueldad en contra del Pueblo fiel
será castigada. Los que en este instante se unen, se traicionarán
después mutuamente, motivando esto guerras inesperadas.
Amados Míos:
Con la obediencia, ¡cuánto se evitaría!, y con la desobediencia, ¡cuánto dolor se atrae hacia la humanidad!
USTEDES QUE CONFÍAN SU CAMINAR A ESTA MADRE, NO DECLINEN NI UN INSTANTE.
YO NO DESOIGO A MIS HIJOS, MI CORAZÓN ESPERA LAS SÚPLICAS DE LOS MÍOS
PARA ACUDIR PRESUROSO EN SU AUXILIO.
¡Cuántos
viven totalmente sumidos en lo mundano, confiando el resguardo de su
porvenir y de sus vidas al dios dinero!, y en medio del padecer se
arrepentirán por este hecho.
¡Cuántos confían en salvar su cuerpo y cuán equivocados están!
AMADOS
HIJOS DE MI CORAZÓN INMACULADO, AMPÁRENSE EN LA CRUZ DE MI HIJO, EN LA
SANTA CRUZ DE MI HIJO, QUE ES REFUGIO DE PECADORES Y DE CRISTIANOS
VERDADEROS.
¡Cuántos
desechan y se mofan de la Sagrada Escritura!, ¡cuántos niegan la
Palabra Divina plasmada en la Sagrada Escritura!, con voces altaneras la
niegan, y con asombro y arrepentimiento gemirán ante tal y tan grave
pecado.
USTEDES, CONTINÚEN ALIMENTÁNDOSE DEL CUERPO Y LA SANGRE DE MI HIJO.
FUSIÓNENSE CON MI HIJO EN CADA PASO, EN CADA ACTO Y EN CADA OBRA DEL DÍA,
PARA QUE EL MAL NO HAGA PRESA DE USTEDES.
Amados
Míos, no se desalienten, recuerden que Mis hijos se multiplican al
infinito y sus oraciones y acciones reparan tanto mal existente.
Amados
hijos, los Continentes cambiarán su geografía. Los fieles a Mi Hijo no
deben temer, ya que sus Compañeros de vida, sus Compañeros de camino,
sus Protectores y Mis Legiones Celestiales les rescatarán, no permitirán
que el Pueblo de Mi Hijo perezca, ya que será semilla para el futuro de
Paz y de Amor que espera a la humanidad.
EN
ESTE TRANSITAR POR ESTE VALLE DE LÁGRIMAS, MI HIJO ENVIARÁ EL BÁLSAMO
RECONFORTANTE DE SU PALABRA COMO CONSUELO PARA LOS INSTANTES DE LA GRAN
TRIBULACIÓN. Este bálsamo será la criatura que acompañará a los
fieles y sencillos de corazón, al Pueblo obediente; no restando la
autoridad de la Jerarquía de la Iglesia de Mi Hijo, sino rompiendo el
velo que enceguece a los hombres, impidiéndoles mirar la Verdad.
Amado Pueblo Mío, hijos de Mi Corazón Inmaculado:
No
declinen en la oración, no declinen en ser testimonios vivientes del
Amor de Mi Hijo por toda la humanidad. Y en medio de las tribulaciones
venideras, adoren, alaben y glorifiquen a Mi Hijo, no se desanimen ya
que sus Protectores vendrán con el Maná para mantener de pie a Mis
Hijos.
NO OLVIDEN MANTENERSE AFERRADOS A LA SANTA CRUZ, NO TEMAN DECLARARSE CRISTIANOS.
Les invito a orar por Mi amado Pueblo de Perú, el cual se unirá a la Santa Cruz de Mi Hijo.
Les
invito a orar por Mi amado Pueblo Chileno, al cual Me dirigí con Mi
Presencia y ahora les invito a que aquellas Mis Palabras no sean
olvidadas y la Fe no decaiga bajo ninguna circunstancia.
Les
invito a orar por Mi amada Argentina, la Santa Cruz de Mi Hijo llegará a
fusionarse con esta Tierra, pero antes será purificada.
Amados
hijos, la Fe de los hombres es el gran milagro del Amor de Mi Hijo
hacia el mismo hombre, la Fe de Mis hijos es el sostén en todo instante.
Mi
Hijo viene por Su Resto Santo, Mi Hijo se acerca con potencia, gloria y
majestad, estremeciendo los Universos y toda Su Creación.
¡Cuán ignorante permanece todavía el hombre de ciencia y cuánto desconoce del poder y la omnipotencia del Padre!
MI HIJO SE ACERCA CON SUS LEGIONES, LLENO DE MAJESTAD COMO REY DE GLORIA Y PODER ¡CRISTO REINA, CRISTO VENCE SOBRE TODO MAL!
Les
invito, hijos Míos, a continuar consagrándose a Mi Corazón Inmaculado
cada día, el instante lo amerita y en la consagración personal no
olviden consagrar a Rusia como lo solicité cuando revelé Mi Tercer
Secreto en Fátima. (2)
Amados
Míos, les bendigo. No olviden que Mi Manto protector se mantiene sobre
cada uno de ustedes, no busquen afanosos la Verdad en modernas y falsas
ideologías, la Verdad está escrita y Yo he venido a explicitarla a esta
generación, que ciega, sorda y muda y con corazón de piedra, no desea
reconocer la Palabra de Mi Hijo.
INVITO A MIS HIJOS PREDILECTOS A VIVIR EN LA POBREZA COMO VIVIÓ MI HIJO, a caminar de pueblo en pueblo para llevar la Verdad, para alentar a los enfermos y desvalidos.
INVITO A MIS HIJOS PREDILECTOS A SER SENCILLOS Y MANSOS,
les invito a amar a todos Mis hijos sin mantener predilecciones
meramente sociales. Busquen con afán el bien de las almas, no
desprecien a ninguna criatura por más pecadora o pobre que ésta sea.
LES INVITO A SALIR A PREDICAR CON LA VERDAD, las
almas no sólo llegan a los templos, se encuentran también fuera de
ellos, en los hogares de las comunidades que les han sido confiadas.
Como pastores, salgan como mendigos de amor a tocar a las puertas de los
hogares de sus comunidades, para consolar y atraer al redil a todas las
ovejas.
Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:
No
se aparten del amor de Mi Hijo, no se aparten de esta Madre que les ama
y que con Mi Manto colmado de la belleza del Firmamento, he deseado
hablarle al hombre para que comprenda que las estrellas no sólo brillan
ante el ojo del hombre que es limitado, sino brillan en la omnipotencia
de la Creación del Padre.
Les bendigo, queden en Paz,
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
COMENTARIO DEL INSTRUMENTO
AL MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Hermanos (as):
La
Presencia y suprema Santidad de la Mujer Vestida de Sol nos lleva a
contemplar a Cristo desde la Cruz de Gloria, sin dejar de lado el Eterno
Presente Divino, para que miremos los acontecimientos venideros con la
Fe en que el que ora es escuchado y nunca será desamparado.
Dios es misericordia como lo dictan las Bienaventuranzas…, “Bienaventurados los mansos y humildes de corazón...”
Pero para recibir esa misericordia se debe primero ser misericordioso
como Dios lo es. Por tanto se debe dar sin esperar recompensa.
La
crueldad de los tiempos actuales no se puede ocultar bajo el Manto de
la Misericordia Divina, ya que precisamente, es el hombre el que
despreciando la Misericordia Divina, hace mal uso de su libre albedrío.
HERMANOS, COMO NUESTRA MADRE, AFERRADOS A LA CRUZ DE GLORIA DIGAMOS:
“CREO SEÑOR, PERO AUMENTA MI FE”.
Amén.
Exaltación de la Santa Cruz
«La señal del cristiano, único camino para conquistar la unión con la Santísima Trinidad, condición puesta por Cristo para seguirle. Motivo de gozo y esperanza, signo de nuestra salvación»
Por Isabel Orellana Vilches
MADRID, 14 de septiembre de 2013 (Zenit.org)
- Los cristianos sabemos que la señal que nos identifica es la Santa
Cruz. Lo aprendimos en el catecismo y el Evangelio nos enseña que
cualquiera que se disponga a seguir a Cristo tiene en ella su única
brújula, la que va a guiarle por el camino que lleva a la unión con la
Santísima Trinidad. Es la condición puesta por Él: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lc 9, 23). San Juan de la Cruz lo recordaba con estas palabras: «Quien busca la gloria de Cristo y no busca la cruz de Cristo, no busca a Cristo».
La cruz exige renunciar por amor a Él y al prójimo a lo que más cuesta.
Quien no la acepta no sabe amar. Requiere coherencia, disponibilidad,
valentía, etc. Dios rechaza la tibieza. Cuando la cruz se acepta con
alegría resulta liviana; fortalece y dispone para superar las
dificultades que se presentan.
No
hay integrante de la vida santa que no haya contemplado este «árbol de
la vida»; todos se han abrazado a él. El beato Charles de Foucauld
advertía: «Sin
cruz, no hay unión a Jesús crucificado, ni a Jesús Salvador. Abracemos
su cruz, y si queremos trabajar por la salvación de las almas con Jesús,
que nuestra vida sea una vida crucificada». No hay otra vía para alcanzar la santidad, como también reconocía santa Maravillas de Jesús: «El camino de la propia santificación es el santo misterio de la cruz».
La cruz confiere sentido al sufrimiento humano, ilumina y consuela en
las fatigas del camino, inunda de esperanza el corazón, suaviza las
circunstancias más adversas, lima toda aspereza. «Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco...», manifestaba santa Teresa de Jesús.
El
«árbol de la cruz» es el símbolo de la Salvación. Contiene todos los
matices semánticos que se atribuyen a la expresión exaltar. Se reconocen
en el santo madero los excelsos méritos que Cristo le otorgó con su
propia vida, ya que en él estuvo «colgado» salvando al mundo libremente,
mostrando su insondable amor. Se deja correr el caudal de pasión que
inspira cuando se contempla, induciéndonos a ir a él y adorarlo. La cruz
es signo de unidad, de paz y de reconciliación, es el distintivo de los
«ciudadanos del cielo» (Flp 3, 20), llave que nos abre sus puertas. «O morir o padecer; no os pido otra cosa para mí. En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es camino para el cielo»,
expresaba Teresa de Jesús. Solo es «necedad», como decía san Pablo,
para los que se pierden; para el resto, es «fuerza de Dios»: «Pues
la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas
para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios […]. Así,
mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría,
nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos,
necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que
griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la
necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la
debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres» (I Corintios 1, 18ss).
Esta
festividad rememora el acontecimiento que se produjo el 14 de
septiembre del año 320, cuando la emperatriz de Constantinopla, santa
Elena, madre de Constantino el Grande, encontró el madero (Vera Cruz) en
el que murió el Redentor. Hechos extraordinarios marcaron este momento:
la resurrección de una persona y la aparición de la cruz en el cielo.
Para albergar esta excelsa reliquia –signo
de la victoria de Cristo, manifestación del perdón y de la misericordia
de Dios, esperanza para los creyentes, centro de nuestra fe–,
santa Elena y Constantino hicieron construir la basílica del Santo
Sepulcro. Unos siglos más tarde, en el 614, el rey de Persia, Cosroes
II, conquistó Jerusalén y tomó como trofeo la Vera Cruz, el venerado
emblema cristiano que se custodiaba en el templo. Mofándose de los
cristianos, lo utilizó como escabel de sus pies. Pero catorce años más
tarde el emperador Heraclio, una vez que derrotó a los persas, pudo
devolver el santo madero a Constantinopla. Después, fue trasladado a
Jerusalén el 14 de septiembre del año 628.
Al
parecer, cuando Heraclio se propuso introducir la cruz solemnemente no
pudo cargarla sobre sus hombros; se quedó paralizado. El patriarca
Zacarías, que formaba parte de la comitiva caminando a su lado, señaló
que el esplendor de la procesión nada tenía que ver con la faz de Cristo
humilde y doliente en su camino hacia el Calvario. El emperador se
desprendió de sus ricas vestiduras y de la corona que ceñía su cabeza, y
cubierto con una humilde túnica pudo transportar la cruz caminando
descalzo por las calles de Jerusalén para depositarla en el lugar de
donde había sido arrebatada siglos atrás. Desde entonces se celebra
litúrgicamente esta festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Con
objeto de evitar otro expolio, fue dividida en cuatro fragmentos. Uno de
ellos quedó custodiado en Jerusalén en un cofre de plata; otro se llevó
a Roma, un tercero a Constantinopla y el resto fue convertido en
minúsculas astillas que se repartieron en templos dispersos por el
mundo.
Esta
fecha litúrgica es crucial para los creyentes. La cruz no es un ninguna
tragedia, como no lo es amarla, algo que resultará extraño fuera de la
fe. Es una bendita «locura» que inunda el corazón de gozo. Santa Teresa
Benedicta de la Cruz (Edith Stein) lo advertía: «ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura».
No la rehuyamos. Cristo nos ayuda a portarla con su gracia; sigue
compartiéndola con nosotros. Que un día no nos tenga que decir lo que en
celeste coloquio le confió al Padre Pío: «Casi todos vienen a Mí para que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla».
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