ESCRITOS SOBRE LA CRUZ PARTE 1


La cruz de Cristo es preciosa y vivificanteDe los sermones de san Teodoro EstuditaSermón sobre la adoración de la Cruz: PG 99, 691-694. 695. 698-699

¡Oh don preciosísimo de la cruz! ¡Qué aspecto tiene más esplendoroso! No contiene, como el árbol del paraíso, el bien y el mal entremezclados, sino que en él todo es hermoso y atractivo tanto para la vista como para el paladar.
Es un árbol que engendra la vida, sin ocasionar la muerte; que ilumina sin producir sombras; que introduce en el paraíso, sin expulsar a nadie de él; es un madero al que Cristo subió, como rey que monta en su cuadriga, para derrotar al diablo que detentaba el poder de la muerte, y librar al género humano de la esclavitud a que la tenía sometido el diablo.
Este madero, en el que el Señor, cual valiente luchador en el combate, fue herido en sus divinas manos, pies y costados, curó las huellas del pecado y las heridas que el pernicioso dragón había infligido a nuestra naturaleza.
Si al principio un madero nos trajo la muerte, ahora otro madero nos da la vida: entonces fuimos seducidos por el árbol: ahora por el árbol ahuyentamos la antigua serpiente. Nuevos e inesperados cambios: en lugar de la muerte alcanzamos la vida; en lugar de la corrupción, la incorrupción; en lugar del deshonor, la gloria.
No le faltaba, pues, razón al Apóstol para exclamar: Dios me libre de gloriarme, si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues aquella suprema sabiduría, que, por así decir, floreció en la cruz, puso de manifiesto la jactancia y la arrogante estupidez de la sabiduría mundana. El conjunto maravilloso de bienes que provienen de la cruz acabaron con los gérmenes de la malicia y del pecado.
Las figuras y profecías de este leño revelaron, ya desde el principio del mundo, las mayores maravillas. Mira si no, si tienes deseos de saberlo: ¿Acaso no se salvó Noé de la muerte del diluvio, junto con sus hijos y mujeres y con los animales de toda especie, en un frágil madero?
¿Y qué significó la vara de Moisés? ¿Acaso no fue figura de la cruz? Una vez convirtió el agua en sangre; otra, devoró las serpientes ficticias de los magos; o bien dividió el mar con sus golpes y detuvo las olas, haciendo que cambiaran su curso, sumergiendo así a los enemigos mientras hacía que se salvara el pueblo de Dios.
De la misma manera fue también figura de la cruz la vara de Aarón, florecida en un solo día para atestiguar quién debía ser el sacerdote legítimo.
Y a ella aludió también Abrahán cuando puso sobre el haz de leña a su hijo maniatado. Con la cruz sucumbió la muerte, y Adán se vio restituido a la vida. En la cruz se gloriaron todos los apóstoles, en ella se coronaron los mártires y se santificaron los santos. Con la cruz nos revestimos de Cristo y nos despojamos del hombre viejo; fue la cruz la que nos reunió en un solo rebaño, como ovejas de Cristo, y es la cruz la que nos lleva al aprisco celestial.
Oración
Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección, Por nuestro Señor Jesucristo.

Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María

LA SABIDURÍA DE LA CRUZ
Y DOS MUJERES CLAVES DEL PONTIFICADO DE JUAN PABLO II
El cardenal Ratzinger sobre el Papa, el 5 de noviembre, de 1998 en la celebración por el 50 aniversario del doctorado de Karol Wojtyla.
«Como todo discípulo de Jesús, el Papa ha experimentado muy de cerca el sufrimiento, pero este discípulo, a través de su sufrimiento, parece haber aprendido mejor que otros el lenguaje de un dolor que salva».
«Dos mujeres que han pertenecido a la Orden del Carmelo pueden ayudarnos a comprender la dimensión sapiencial sobre la que se apoya toda la reflexión teológica de este pontificado... una santa a la que él declaró doctora y de una doctora a la que él declaró santa».
«La primera, santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, es una muchacha que hizo transparente la santidad a través de la sencillez de su joven ardor y, gracias a Juan Pablo II, se ha revelado tan sabia que ha sido proclamada doctora de la Iglesia. La segunda, santa Teresa Benedicta de la Cruz --más conocida como Edith Stein, n.d.r.--, es una joven filósofa que aprendió a través del conocimiento de la cruz hasta el martirio, aceptado conscientemente, esa sabiduría misteriosa que lleva a la santidad.
Una es patrona de las misiones, signo de la apertura universal de la salvación; la otra es una judía convertida al catolicismo, signo de esa reunión entre el padre y los hijos. En la vida de las dos, nos encontramos con la santidad que se hace sabiduría y con la sabiduría que se hace santidad, en un único designio de amor y salvación para los hombres en la inseparable unidad entre vida y pensamiento. Las dos experimentan esa sabiduría que es revelada tan sólo a aquellos que han encontrado en la cruz la clave de toda su existencia».
«en este sublime entrelazarse de la sabiduría del corazón y de la cruz, podemos encontrar el origen auténtico del anhelo que inspira a Juan Pablo II». Este hombre, «a través del sufrimiento vivido en su misma carne, ha revalorizado la sabiduría de la cruz. Hoy por hoy es imposible pensar en él sin encontrarse frente a su rostro, en el que se encuentran inscritas, de manera indeleble, las huellas del sufrimiento, un dolor que ofrece a la Iglesia por el tercer milenio».
El cardenal Ratzinger reveló que el Papa le dijo en una ocasión: «es necesario introducir a la Iglesia a través del sufrimiento de Dios». El cardenal consideró que «Precisamente esta es la sabiduría que hacía falta en un mundo en el que el dolor es vivido como una vergüenza».
Citando a un autor ruso, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmó que «la idea de un Dios-hombre que sufre es la única teología posible, la única justificación convincente». «Quizás era necesario precisamente este dolor para que el corazón del hombre recuperara la sabiduría, esa sabiduría que mana del misterio de Dios siempre presente en la historia y, sin embargo, cada vez menos conocido por el corazón del hombre».
Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.



MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
16 DE OCTUBRE DEL 2013
LA SANTÍSIMA VIRGEN PIDE:

                   UNIÓN DE CORAZONES A LA SANTA CRUZ GLORIOSA DE SU HIJO 

                                      PARA ESTOS MOMENTOS DE TRIBULACIÓN



Amadísimos hijos de Mi Corazón Inmaculado:

MIS MANOS SE MANTIENEN EXTENDIDAS ANTE USTEDES PARA DARLES SOPORTE
Y PARA QUE NO PIERDAN LA FE ANTE LOS EMBATES COTIDIANOS.

NO DUDEN EN SOLICITAR MI PROTECCIÓN MATERNA, MI BENDICIÓN MATERNA.
USTEDES SON LOS FIELES DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE ESCUCHAN CON ATENCIÓN MIS CLAMORES Y RESPONDEN A ELLOS CON PRONTITUD.

Amados Míos, Pueblo de Mi Hijo, en este instante el comunismo ha dejado de ser una sombra y se ha convertido en un dragón que pronto lanzará su fuego sobre la humanidad causando grandes estragos. No pasen desapercibido cómo se extiende ese dragón, tanto, que invadirá Naciones y sujetará los Pueblos a él.  (1)

Amados Míos:

La obediencia de Mis hijos es la bandera de la Verdad, la obediencia a Mis Clamores y a Mis Llamados es la respuesta de los fieles hacia la Voluntad de Mi Hijo.

La desobediencia alimenta el mal en todas sus facetas, la desobediencia ha sido la caída del hombre mientras que la obediencia le ha elevado en el espíritu.

Amado Pueblo de Mi Hijo:

HE VENIDO Y VENDRÉ A SOLICITARLES REPARACIÓN.
 USTEDES, MIS AMADOS Y FIELES HIJOS, REPAREN LA DESOBEDIENCIA HACIA MIS CLAMORES.

Hijos de Mi Corazón Inmaculado, fieles a Mi Hijo: detrás, sumidos en las tinieblas, los gobiernos pactan para favorecerse mutuamente. Estas alianzas sumergen a esta generación en el dolor y en la tribulación como nunca antes lo han experimentado; la crueldad en contra del Pueblo fiel será castigada. Los que en este instante se unen, se traicionarán después mutuamente, motivando esto guerras inesperadas.

Amados Míos:

Con la obediencia, ¡cuánto se evitaría!, y con la desobediencia, ¡cuánto dolor se atrae hacia la humanidad!

USTEDES QUE CONFÍAN SU CAMINAR A ESTA MADRE, NO DECLINEN NI UN INSTANTE.
YO NO DESOIGO A MIS HIJOS, MI CORAZÓN ESPERA LAS SÚPLICAS DE LOS MÍOS
PARA ACUDIR PRESUROSO EN SU AUXILIO.

¡Cuántos viven totalmente sumidos en lo mundano, confiando el resguardo de su porvenir y de sus vidas al  dios dinero!, y en medio del padecer se arrepentirán por este hecho.

¡Cuántos confían en salvar su cuerpo y cuán equivocados están!

AMADOS HIJOS DE MI CORAZÓN INMACULADO, AMPÁRENSE EN LA CRUZ DE MI HIJO, EN LA SANTA  CRUZ DE MI HIJO, QUE ES REFUGIO DE PECADORES Y DE CRISTIANOS VERDADEROS.

¡Cuántos desechan y se mofan de la Sagrada Escritura!, ¡cuántos niegan la Palabra Divina plasmada en la Sagrada Escritura!, con voces altaneras la niegan, y con asombro y arrepentimiento gemirán ante tal y tan grave pecado.

USTEDES, CONTINÚEN ALIMENTÁNDOSE DEL CUERPO Y LA SANGRE DE MI HIJO.
FUSIÓNENSE CON MI HIJO EN CADA PASO, EN CADA ACTO Y EN CADA OBRA DEL DÍA,
PARA QUE EL MAL NO HAGA PRESA DE USTEDES.

Amados Míos, no se desalienten, recuerden que Mis hijos se multiplican al infinito y sus oraciones y acciones reparan tanto mal existente.

Amados hijos, los Continentes cambiarán su geografía. Los fieles a Mi Hijo no deben temer, ya que sus Compañeros de vida, sus Compañeros de camino, sus Protectores y Mis Legiones Celestiales les rescatarán, no permitirán que el Pueblo de Mi Hijo perezca, ya que será semilla para el futuro de Paz y de Amor que espera a la humanidad.

EN ESTE TRANSITAR POR ESTE VALLE DE LÁGRIMAS, MI HIJO ENVIARÁ EL BÁLSAMO RECONFORTANTE DE SU PALABRA COMO CONSUELO PARA LOS INSTANTES DE LA GRAN TRIBULACIÓN. Este bálsamo será la criatura  que  acompañará a los fieles y sencillos de corazón, al Pueblo obediente; no restando la autoridad de la Jerarquía de la Iglesia de Mi Hijo, sino rompiendo el velo que enceguece a los hombres, impidiéndoles mirar  la Verdad.

Amado Pueblo Mío, hijos de Mi Corazón Inmaculado:

No declinen en la oración, no declinen en ser testimonios vivientes del Amor de Mi Hijo por toda la humanidad. Y en medio de las tribulaciones venideras, adoren, alaben y glorifiquen a Mi Hijo, no se desanimen ya que sus Protectores vendrán con el Maná para mantener de pie a Mis Hijos.

NO OLVIDEN MANTENERSE AFERRADOS A LA SANTA CRUZ, NO TEMAN DECLARARSE CRISTIANOS.

Les invito a orar por Mi amado Pueblo de Perú, el cual se unirá a la Santa Cruz de Mi Hijo.
Les invito a orar por Mi amado Pueblo Chileno, al cual Me dirigí con Mi Presencia y ahora les invito a que aquellas Mis Palabras no sean olvidadas y la Fe no decaiga bajo ninguna circunstancia.
Les invito a orar por Mi amada Argentina, la Santa Cruz de Mi Hijo llegará a fusionarse con esta Tierra, pero antes  será purificada.

Amados hijos, la Fe de los hombres es el gran milagro del Amor de Mi Hijo hacia el mismo hombre, la Fe de Mis hijos es el sostén en todo instante.

Mi Hijo viene por Su Resto Santo, Mi Hijo se acerca con potencia, gloria y majestad, estremeciendo los Universos y toda Su Creación.

¡Cuán ignorante permanece todavía el hombre de ciencia y cuánto desconoce del poder y la omnipotencia del Padre!

MI HIJO SE ACERCA CON SUS LEGIONES, LLENO DE MAJESTAD COMO REY DE GLORIA Y PODER ¡CRISTO REINA, CRISTO VENCE SOBRE  TODO MAL!

Les invito, hijos Míos, a continuar consagrándose a Mi Corazón Inmaculado cada día, el instante lo amerita y en la consagración personal no olviden consagrar a Rusia como lo solicité cuando revelé Mi Tercer Secreto en Fátima. (2)

Amados Míos, les bendigo. No olviden que Mi Manto protector se mantiene sobre cada uno de ustedes, no busquen afanosos la Verdad  en modernas y falsas ideologías, la Verdad está escrita y Yo he venido a explicitarla a esta generación, que ciega, sorda y muda y con corazón de piedra, no desea reconocer  la Palabra de Mi Hijo.

INVITO A MIS HIJOS PREDILECTOS A VIVIR EN LA POBREZA COMO VIVIÓ MI HIJO, a caminar de pueblo en pueblo para llevar la Verdad, para alentar a los enfermos y desvalidos.

INVITO A MIS HIJOS PREDILECTOS A SER SENCILLOS Y MANSOS, les invito a amar a todos Mis hijos sin mantener predilecciones meramente sociales. Busquen con afán el  bien de las almas, no desprecien a ninguna criatura por más pecadora o pobre que ésta sea.

LES INVITO A SALIR A PREDICAR CON LA VERDAD, las almas no sólo llegan a los templos, se encuentran también fuera de ellos, en los hogares de las comunidades que les han sido confiadas.  Como pastores, salgan como mendigos de amor a tocar a las puertas de los hogares de sus comunidades, para consolar y atraer al redil a todas las ovejas.

Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:

No se aparten del amor de Mi Hijo, no se aparten de esta Madre que les ama y que con Mi Manto colmado de la belleza del Firmamento, he deseado hablarle al hombre para que comprenda que las estrellas no sólo brillan ante el ojo del hombre que es limitado, sino brillan en la omnipotencia de la Creación del Padre.

Les bendigo, queden en Paz,

AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.




COMENTARIO DEL INSTRUMENTO
AL  MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Hermanos (as):

La  Presencia y suprema Santidad de la Mujer Vestida de Sol nos lleva a contemplar a Cristo desde la Cruz de Gloria, sin dejar de lado el Eterno Presente Divino, para que miremos los acontecimientos venideros con la Fe en que el que ora es escuchado y nunca será desamparado.

Dios es misericordia como lo dictan las Bienaventuranzas…, “Bienaventurados los mansos y humildes de corazón...”  Pero para recibir esa misericordia se debe primero ser misericordioso como Dios lo es. Por tanto se debe dar sin esperar recompensa.

La crueldad de los tiempos actuales no se puede ocultar bajo el Manto de la Misericordia Divina, ya que  precisamente, es el hombre el que despreciando la Misericordia Divina, hace mal uso de su libre albedrío.

HERMANOS, COMO NUESTRA MADRE, AFERRADOS A LA CRUZ DE GLORIA DIGAMOS:
“CREO SEÑOR, PERO AUMENTA MI FE”.

Amén.



Exaltación de la Santa Cruz
«La señal del cristiano, único camino para conquistar la unión con la Santísima Trinidad, condición puesta por Cristo para seguirle. Motivo de gozo y esperanza, signo de nuestra salvación»
Por Isabel Orellana Vilches
MADRID, 14 de septiembre de 2013 (Zenit.org) - Los cristianos sabemos que la señal que nos identifica es la Santa Cruz. Lo aprendimos en el catecismo y el Evangelio nos enseña que cualquiera que se disponga a seguir a Cristo tiene en ella su única brújula, la que va a guiarle por el camino que lleva a la unión con la Santísima Trinidad. Es la condición puesta por Él: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lc 9, 23). San Juan de la Cruz lo recordaba con estas palabras: «Quien busca la gloria de Cristo y no busca la cruz de Cristo, no busca a Cristo». La cruz exige renunciar por amor a Él y al prójimo a lo que más cuesta. Quien no la acepta no sabe amar. Requiere coherencia, disponibilidad, valentía, etc. Dios rechaza la tibieza. Cuando la cruz se acepta con alegría resulta liviana; fortalece y dispone para superar las dificultades que se presentan.
No hay integrante de la vida santa que no haya contemplado este «árbol de la vida»; todos se han abrazado a él. El beato Charles de Foucauld advertía: «Sin cruz, no hay unión a Jesús crucificado, ni a Jesús Salvador. Abracemos su cruz, y si queremos trabajar por la salvación de las almas con Jesús, que nuestra vida sea una vida crucificada». No hay otra vía para alcanzar la santidad, como también reconocía santa Maravillas de Jesús: «El camino de la propia santificación es el santo misterio de la cruz». La cruz confiere sentido al sufrimiento humano, ilumina y consuela en las fatigas del camino, inunda de esperanza el corazón, suaviza las circunstancias más adversas, lima toda aspereza. «Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco...», manifestaba santa Teresa de Jesús.
El «árbol de la cruz» es el símbolo de la Salvación. Contiene todos los matices semánticos que se atribuyen a la expresión exaltar. Se reconocen en el santo madero los excelsos méritos que Cristo le otorgó con su propia vida, ya que en él estuvo «colgado» salvando al mundo libremente, mostrando su insondable amor. Se deja correr el caudal de pasión que inspira cuando se contempla, induciéndonos a ir a él y adorarlo. La cruz es signo de unidad, de paz y de reconciliación, es el distintivo de los «ciudadanos del cielo» (Flp 3, 20), llave que nos abre sus puertas. «O morir o padecer; no os pido otra cosa para mí. En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es camino para el cielo», expresaba Teresa de Jesús. Solo es «necedad», como decía san Pablo, para los que se pierden; para el resto, es «fuerza de Dios»: «Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios […]. Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres» (I Corintios 1, 18ss).
Esta festividad rememora el acontecimiento que se produjo el 14 de septiembre del año 320, cuando la emperatriz de Constantinopla, santa Elena, madre de Constantino el Grande, encontró el madero (Vera Cruz) en el que murió el Redentor. Hechos extraordinarios marcaron este momento: la resurrección de una persona y la aparición de la cruz en el cielo. Para albergar esta excelsa reliquia signo de la victoria de Cristo, manifestación del perdón y de la misericordia de Dios, esperanza para los creyentes, centro de nuestra fe, santa Elena y Constantino hicieron construir la basílica del Santo Sepulcro. Unos siglos más tarde, en el 614, el rey de Persia, Cosroes II, conquistó Jerusalén y tomó como trofeo la Vera Cruz, el venerado emblema cristiano que se custodiaba en el templo. Mofándose de los cristianos, lo utilizó como escabel de sus pies. Pero catorce años más tarde el emperador Heraclio, una vez que derrotó a los persas, pudo devolver el santo madero a Constantinopla. Después, fue trasladado a Jerusalén el 14 de septiembre del año 628.
Al parecer, cuando Heraclio se propuso introducir la cruz solemnemente no pudo cargarla sobre sus hombros; se quedó paralizado. El patriarca Zacarías, que formaba parte de la comitiva caminando a su lado, señaló que el esplendor de la procesión nada tenía que ver con la faz de Cristo humilde y doliente en su camino hacia el Calvario. El emperador se desprendió de sus ricas vestiduras y de la corona que ceñía su cabeza, y cubierto con una humilde túnica pudo transportar la cruz caminando descalzo por las calles de Jerusalén para depositarla en el lugar de donde había sido arrebatada siglos atrás. Desde entonces se celebra litúrgicamente esta festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Con objeto de evitar otro expolio, fue dividida en cuatro fragmentos. Uno de ellos quedó custodiado en Jerusalén en un cofre de plata; otro se llevó a Roma, un tercero a Constantinopla y el resto fue convertido en minúsculas astillas que se repartieron en templos dispersos por el mundo.
Esta fecha litúrgica es crucial para los creyentes. La cruz no es un ninguna tragedia, como no lo es amarla, algo que resultará extraño fuera de la fe. Es una bendita «locura» que inunda el corazón de gozo. Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) lo advertía: «ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura». No la rehuyamos. Cristo nos ayuda a portarla con su gracia; sigue compartiéndola con nosotros. Que un día no nos tenga que decir lo que en celeste coloquio le confió al Padre Pío: «Casi todos vienen a Mí para que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla».

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